viernes, 17 de junio de 2016

WVÑOL XIPANTU


la porfía de la memoria

por Erwin Quintupill

En el año 2013, escribí un artículo que compartí con mis parientes, amistades y contactos a través de Internet, a propósito de que en los medios de comunicación y en los establecimientos educacionales se hablaba de celebrar el “we xipantu” mapuche. En el mundo no mapuche también se dice “año nuevo mapuche”. Algunos chilenos y chilenas dicen: “claro, si ellos también tienen año nuevo; pero, en invierno”, como si nosotros no tuviéramos nada importante, como si nuestra cultura fuera el producto de una casualidad o de un capricho o de supersticiones y no de la construcción de conocimientos a lo largo de siglos y milenios.

Somos un pueblo con conocimientos, negados por la religión invasora y por la ciencia absolutista también. Los primeros, porque consideraron que todo lo no cristiano debía ser obra de su demonio. Los segundos, porque la ciencia surge impregnada de un conservadurismo de siglos, aprobado – paradójicamente – por la Santísima Iglesia Católica. Con nosotros, los mapuche, en la actualidad, ocurre un fenómeno semejante: Hablamos influenciados por el catolicismo chileno y hasta algunos hablan de purismos.

Pues bien, tengo el propósito de aportar – en parte mínima, siquiera – en dilucidar tanta significancia errónea[1]. La mayor parte de las personas, incluyendo a una gran cantidad de mapuche, aceptan las traducciones del mapuzugun al castellano sin objetar nada, sin sentido crítico. En eso se nota que hemos sido formados por la misma Escuela.

Habiendo publicado el artículo que menciono al principio de este, la lamgen Elisa Loncón[2] me escribió lo siguiente:


Gracias lamgen. Solo una observación. Como lo diría Ranguileo. Es Wüñol Tripantu, o wvñol xipantu, pero no we xipantu, esto último es un calco semántico del castellano. En otras palabras una influencia del español en la lengua (mapuche), que además niega el concepto de tiempo cíclico propio de nuestros pueblos.

Lemoria

Elisa (21.06.13)

Me quedé un largo tiempo pensando al respecto. Anselmo Raguileo (1922-1992), es un mapuche originario de Saltapura, al sur de Nueva Imperial, de profesión ingeniero químico que desde temprana edad se dedicó a estudiar su propia lengua, el mapuzugun. En 1980 llega a Temuco invitado por una ONG para dedicarse a tiempo completo a formalizar su trabajo. Pocos años después presentó su grafemario o alfabeto con el que propone escribir nuestro idioma. Anselmo Raguileo es un lingüista autodidacta, que aprendió varios idiomas, además del propio, bastante conocido por los especialistas en asuntos mapuche. Nuestros hermanos/as de Puel Mapu[3] mayoritariamente escriben siguiendo su propuesta.


Poco más de un mes después le respondí:

En lo que escribí a modo de saludo digo we xipan antv o wiñoy xipan antv. Así lo he oído, no por eso debe ser así, es cierto. Mis padres decían wexipantu.

Yo me pregunto si esa será la denominación ancestral para la situación. Me cuadra, le encuentro sentido; pero, sospecho de la iglesia católica, porque ha metido sus manos en todo lo que ha podido, y tiempo y espacio ha tenido de sobra para ello.

Cuando he leído textos antiguos, escritos por cronistas, no me he encontrado con mención a lo que conocemos como we xipan antv.

Dices que we xipantu es un calcoi semántico, ¿por qué? ¿Cómo es, entonces?

La RAE (Real Academia Española) dice que calco semántico se refiere a conceptos que han sido adoptados de otra lengua. No conocía la palabra. (Hay muchas cosas que no conozco aún?

Erwin (02.08.13)

Y me replicó en el m omento:

Fíjate que en Paraguay con el Guaraní, los curas intervinieron mucho. A las palabras tradicionales le pusieron significados nuevos ajenos, y así de tanto en tanto mataron los conceptos y el saber guaraní antiguo. Por eso debemos cuidar lo ancestral.

Lo de calco semántico es calcar un concepto de la otra cultura en la lengua propia, un  ejemplo de ello es kutriñuke ‘conchetumadre’. La palabra como grosería no existe en la cultura mapuche… Lo mismo ocurre con el concepto we xipantu. We ‘nuevo’ tripantu ‘año’. Se calca año nuevo wigka, sólo con la sintaxis mapudungun. Se pone el adjetivo antes del sustantivo; pero, conceptualmente es año nuevo.

Yo he escuchado también wüñoy tripantü, ‘regresó el año’. Está bien como frase, pero no es el nombre. Fíjate que cuando recuperamos el wüñol xipantu, éramos del grupo de teatro[4] y nosotros aunque llegamos a reflexionar sobre el contenido profundo del nombre, dominados por el castellano, tomamos la palabra we xipantü. De hecho, la primera fundamentación histórica de su significado se lo pedimos a César Loncon, y él habló en el evento y leyó we xipantu… Ranguileo estaba allí. En el momento no nos dijo nada; pero, después cuando nos vio, nos dijo que era wüñol, por lo del regreso, el retorno del ciclo. Así que nuevamente tuvimos que corregirnos.

Y sí, siempre escucharemos la palabra we tripantü, pues ese día el año vuelve a ser nuevo, seguramente por eso has escuchado a tus padres decir eso. Como frase adjetiva está bien, pero como nombre del evento no refleja su significado profundo.

Un hablante nativo puede discriminar con más facilidad entre una palabra, frase u otra, y el no nativo se queda con lo que le da más sentido, y los no hablantes se quedan sólo con we tripantu, a no ser que se les corrija con los argumentos que te doy u otros.

Nosotros (el grupo de teatro) éramos (hablantes) nativos, pero en las condiciones en que vivimos la lengua esta(ba)mos dominados por el castellano, por eso también cometimos el error. La dominación lingüística, es como la dominación política,; es necesario liberarse hasta en la lengua.

Lemoria
Elisa (02.08.13)

Ahora, vuelvo a pensar en los castigos que sufrieron los viejos – mis padres entre otros – en los días que permanecieron internados en la Misión de Boroa, con el propósito de que se “educaran. Allí tenían como objetivo evangelizar a los niños y jóvenes, hacerlos “gentes” de una vez y de paso, chilenizarlos. Entonces, cualquier método era lícito para conseguir el fin cuando lo hacían mal o demoraban en hacerlo o se mal portaban: hincarlos sobre granos de arvejas, propinar golpes con varilla o regleta, tirar de las patillas, hacer rezar no sé cuántas veces el Padre Nuestro, prohibirles hablar en mapuzugun, el uso de ropas mapuche, etc. Son cosas que escuché a mi padre. También las he oído de otras personas. Hay quienes niegan que los curas y monjas hayan dado mal trato a los niños/as de entonces. He oído esto último a personas mapuche que ha adherido al catolicismo de manera fervorosa. Lo que a mí me consta es que ellos/as no tienen edad suficiente para haber visto lo que sí vieron/vivieron los más viejos.

Digo lo anterior, por eso de las imposiciones del modo de ver y pensar el mundo. Como dije más arriba, en la actualidad son muchos los mapuche, hombres y mujeres, que repiten el discurso oficial, básicamente porque carecen de aprendizajes en el contexto de la recreación de la cosmovisión ancestral, pues el hilo de la memoria se halla roto, fragmentado. Por lo tanto, carecen o no encuentran argumentos para explicar el origen y la actual realidad de nuestros conocimientos, como en el caso de la celebración de wvñol xipantu.

Sin embargo, la memoria permanece, no está desaparecida. La tía Zoila Huilipan[5] hace un par de años nos hablaba de lo mismo. “Se dice wvñol xipantu, nos dijo. Así decían los antiguos. Así se dice. No es we xipantu”.

Por último, me cabe expresar que no se trata de una celebración colectiva, sino de una familiar. Pero, en la actualidad, debido a que la reinstalación del evento ocurrió como parte de un trabajo político y cultural, se ha extendido a otras áreas de participación ciudadana. Seguirá ocurriendo así en los centros urbanos; pero, en las reducciones (comunidades) continuará siendo una ocasión para que la familia amplia se reúna, con el propósito de restablecer compromisos directamente con la madre naturaleza.

Junio, 2016.
Escribí este artículo para compartirlo con mis compañeros de trabajo (profesores) y con ustedes.



[1] Es fácil encontrar errores en las traducciones del mapuzugun al castellano que se han instalado como verdades inalterables, por ejemplo.
[2] Elisa Loncón, profesora de Inglés, académica especialista en asuntos lingüísticos.
[3] Puel Mapu, territorio mapuche ubicado entre la Cordillera de los Andes y el Océano Atlántico.
[4] Se refiere al Grupo de Teatro Mapuche, integrado por jóvenes sde la organización Admapu, en sus quehaceres de mediados de los 80’.
[5] Zoila Huilipan vive en Saltapura y tiene aproximadamente 80 años.

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