viernes, 30 de diciembre de 2011

RECORDANDO A ANSELMO RAGUILEO


Con Rayen Kvyeh, poeta mapuche.
Temuco, noviembre de 2010

Hace un año atrás entrevisté a Rayen, con el propósito de conocer su trabajo junto a Anselmo Raguileo, el lingüista mapuche creador del Alfabeto Raguileo, porque estoy empeñado en recolectar información de parte de quienes lo conocieron que me permita escribir su biografía. En esa ocasión Rayen me contó que lo conoció “a principios del año 91, en la Casa de Arte Mapuche. Eran los comienzos de un Taller Literario, donde estábamos Elicura Chihuaylaf, Leonel Lienlaf y yo. Entonces, así llegó don Anselmo y conversamos con él. Había la idea de crear una casa de la literatura mapuche, a la cual él se integró”.

Una de las discusiones iniciales fue con relación al nombre que le darían a la casa. En eso el aporte de don Anselmo fue determinante. “Él, como era un gran estudioso de la lengua, nos dijo: normalmente la gente dice “Ñuke Mapu”, pero en el idioma mapuche lo correcto es que sea Mapu Ñuke, madre tierra”.

Ese equipo de trabajo se reunía semanalmente. Como primera tarea importante se propusieron el lanzamiento de una revista, “la “Mapu Ñuke”, en la cual él empezó a participar directamente. Lo que en un comienzo – a fines de los 90 y en la primera mitad del año 91 – fue el Taller Literario, dio paso posteriormente a la Casa de Arte Mapuche.

Dice Rayen que “al principio pensamos en chiquitito”; pero, “fueron muchos jóvenes, mujeres y hombres, que fueron interesándose; pero también que tenían otras inquietudes: algunos que querían hacer música, otros poesía, otros que querían expresarse en la plástica o también en la greda, en la piedra. Fue así que de repente nos dimos cuenta que cada vez iba creciendo el interés. Fue así como ese Taller Literario dio pie a la Casa de Arte Mapuche, a la Mapu Ñuke Kimce Wejiñ”.

Imagen: Anselmo Raguileo
Fotografía: cedida por Ruby Raguileo

La casa de Arte Mapuche Mapu Ñuke Kimce Wejiñ estuvo ubicada en la calle Matta, Nº 25. “Era una casa grande que nosotros arrendábamos”, recuerda Rayen. Él llegó a trabajar ahí, como un trabajo voluntario, como el que hacía Leonel, Elicura y yo. (Fuimos) el grupo iniciador de la casa. Él fue el apoyo lingüístico. Nos explicó muy bien su grafemario, y fue así como nosotros empezamos (a realizar) talleres de lenguaje en mapuzugun, principalmente enfocado a jóvenes y niños. Entonces había dos categorías, en donde él supervisaba ese trabajo de enseñanza del idioma.

Dice Rayen que se crearon dos instancias etáreas, es decir, un taller para niños y otro para jóvenes, especialmente a aquellos que habían nacido en la ciudad y carecían de una experiencia de vida en el lof; pero, no sólo se trataba de un espacio preocupado en la recuperación del idioma, sino también de identidad, los que eran supervisados directamente por don Anselmo. “Él hizo las cartillas de lenguaje”, continúa Rayen y cuenta que se hizo apoyar por un grupo de personas hablantes del mapuzugun, quienes se encargaban de la realización de los talleres bajo su supervisión. En total habrían trabajado cinco cartillas.

Cada curso de recuperación del mapuzugun fue planeado para realizarlo en seis meses, ejecutándose uno por año; siendo una de las principales dificultades el no contar con financiamiento fijo, de modo que el grupo debía desarrollar actividades que permitieran financiarlo.

Ya en un plano más personal y como producto de ese trabajo de colaboración, Rayen confiesa que “él fue para mí un guía. Yo pensé y pienso todavía de que… Él era una persona que tenía una posición política[1]; pero, tenía un criterio tan amplio, que cabían en él todas las opiniones. Yo creo que ha sido la persona que a mí más me ha… ¿cómo diría, yo?... una de las personas que yo más he seguido y he admirado por el conocimiento que él tenía, pero, también por la amplitud de criterio, porque él tenía una tremenda capacidad de escuchar, y (por eso) tenía una tremenda capacidad de discutir posiciones diferentes o conceptos o afirmaciones o negaciones en diferentes temas que uno tenía”.

“Yo siempre pensé que si hubiera diez Raguileo, otra cosa sería en el mundo mapuche, por su amplitud de criterio, por ser capaz de escuchar todas las corrientes que se daban entre los mapuche. Creo es una de las cosas que más admiré en él es eso, el no tener una visión unilateral, personalista, sino que una visión circular: el concepto de la vida en el mundo mapuche”.

Para finalizar, agrego que en la Casa de Arte, de cuyo equipo directivo fue integrante Anselmo Raguileo, se ocupó de promocionar la cultura mapuche, preferentemente a través del desarrollo de actividades artísticas y culturales. Ese fue el espacio en que se habrían dado a conocer algunos artistas reconocidos actualmente como Eduardo Rapimán, Juan Silva Painequeo y Cristian Collipal, entre otros. “En la Casa de Arte se hizo el primer concierto de Los Pirulogko”.

Hubo varias ocasiones en que don Anselmo se involucró en los libretos de los actos artísticos que allí se realizaron. La locución se hacía en castellano y él iba realizando la traducción al mapuzugun. Con la revista, también hicieron el esfuerzo para que saliera escrita en los dos idiomas. Rayen cuenta que “era él el que traducía la revista. Yo creo que los primeros textos que tradujo, fueron los de nuestra revista, la “Mapu Ñuke”. De hecho todas las traducciones entre los años 91, 92, 93, hasta el 95, las hizo él.

El primer libro que Anselmo Raguileo tradujo del castellano al mapuzugun fue un poemario de Rayen. Ella cuenta que estaba trabajando con Leonel Lienlaf sobre aquello. “Estábamos viendo… Entre varios, estábamos viendo; porque no teníamos la experiencia de escribir el idioma, ninguno de nosotros. Entonces, él me dijo: “Yo quiero que trabajes el primer texto con mi grafemario”. Y yo le dije: “Pucha. Bueno”, porque además nosotros estábamos convencidos… hasta hoy, estoy convencida de que él… es la mejor forma de escribir el idioma, y soy una defensora del grafemario de Raguileo, en todas partes. Ahí él se involucró en la traducción de mi libro”.

Paralelamente, don Anselmo estaba abocado a trabajar en la ong CAPIDE, que lo había invitado a trabajar y le brindó apoyo para el desarrollo de su propuesta escritural. Eso ocurrió en 1980, época en que deja la capital y retorna al sur para darle forma definitiva a su sueño de entregar a su pueblo una herramienta que nos permitiera registrar por escrito nuestros conocimientos, nuestra sabiduría, nuestra memoria.

Poco se ha hecho a la fecha de lo que se dijo el día de su funeral. (Guardo el registro en audio de esa ceremonia, realizada en el cementerio de Saltapura[2]). En Santiago de Chile, existe un grupo de jóvenes, mayoritariamente nacidos en la ciudad, que han asumido el Alfabeto Raguileo, El Taller David Cayuqueo. En Puel Mapu (Lado argentino de nuestro Waj Mapu), existe un profesor de inglés – Tulio Cañumil – quien ha realizado un valioso trabajo acerca del mapuzugun. Dice Cañumil: “La fuente principal de la información gramatical (de su trabajo) es el trabajo del profesor Ranguileo Lincopil, y los datos que algunos hermanos y hermanas Mapuche me han ido entregando[3]”. Agrega más adelante que la propuesta Raguileo “tiene la ventaja de estar pensado desde el punto de vista de un hablante del idioma, y en función de las características de la propia lengua[4]”; pero, también reconoce que “es muy conveniente para escribir con cualquier teclado de computadora, o aun la mas antigua maquina de escribir, y especialmente indicado para enviar mensajes de texto por teléfono celular”.

Cuando leo esta última cita, me parece estar escuchándolo a él mismo; pues, en alguna oportunidad me explicó las ventajas que él le reconocía a su trabajo. Me dijo, recuerdo, “una de las desventajas que encuentro en las propuestas de los demás es que resulta complicado escribirla en la máquina de escribir”. (En ese tiempo los computadores personales eran ciencia ficción aún). Me decía, “imagínate escribir esa ele propia del mapuzugun en una palabra que requiere ser subrayada, o lo tedioso que resulta colocar las cremillas a la u, para escribir püllü, por ejemplo, como lo hacen; cuando podemos utilizar la v para ese sonido, y resulta mucho más sencillo”. El profesor Cañumil dice no haber conocido a don Anselmo; pero, es probablemente quien más esfuerzos ha desarrollado por mantenerlo vigente y engrandecer su trabajo, siendo su propósito principal no precisamente aquel.

De esta manera, finalizo esta entrega que tiene como propósito recordar a nuestro pariente, a nuestro tío, y sobre todo motivar a los jóvenes a desarrollar múltiples acciones orientadas a recuperar el nombre y la obra de uno de los grandes intelectuales mapuche. Próximamente ofreceré fragmentos de entrevistas realizadas a otras personas que estuvieron ligadas a él.

Observación:
-          Los trabajos del profesor Cañumil se encuentran en Internet, en formato PDF. El mismo trabajo citado aquí, se encuentra más ampliado con el nombre “Mapucezugun ñi gvnezuam. Estudio del idioma mapuche,(2011).
-          También, en Internet, se puede encontrar un trabajo sin fecha, llamado “Gramática del idioma mapuche del profesor Raguileo Lincopil”.


[1] Anselmo Raguileo militó en el PC.
[2] Entregué una copia a Ruby Raguileo, una de sus hijas.
[3] Cañumil, Tulio. (Sin fecha). Mapucezugun ñi cumgeel. Descripción de la lem¡ngua mapuche. p. 4.
[4] Cañumil, Tulio. (Sin fecha). Mapucezugun ñi cumgeel. Descripción de la lem¡ngua mapuche. p. 8.

martes, 27 de diciembre de 2011

RELATOS DE BRUJOS Y BRUJAS

Hoy comparto, especialmente a mi familia, relatos recolectados en Saltapura que hablan de brujos, brujas o brujerías. Hace un tiempo atrás subí un relato histórico, de los que conozco más (los subiré más adelante). Me parece de mucha importancia hacerlo así, a falta de un contacto directo (vivimos todos/as lejos). De este modo, aquellos/as que nacieron y crecieron fuera de nuestro lof pueden conocer de su raíz y fortalecer su identidad, no sólo con su "apellido" sino que también con el colectivo que habita Saltapura.

Los narradores son Carmela Ñancupil (mi mamá), José Raguileo Ñancupil (mi hermano) y la tía Isabel Tragolaf. Aquí les van:

RELATO DE BRUJERÍA
(Carmela Ñancupil; Saltapura, 03 de marzo de 1989)

A un joven lo iban a correr. Lo iba a correr su mamá, quien era bruja. Entonces, un amigo suyo, joven también, le avisó. Ese otro joven también era brujo y como eran buenos amigos se compadeció de él y le dijo.

-         Tu mamá te va correr, tal día. Yo también soy brujo, por eso lo sé. Ella llevó unas ropas tuyas. Están en el renv[1]. ¿Te atreves a ir a buscarlas?, porque nadie más que tú puede hacerlo. Y yo te puedo llevar.

El joven dijo que sí, que se atrevía. Y fueron. Allá estaban sus cosas y las tomó. De ahí el amigo le dijo:

-         Tal día habrá una reunión a la que yo también asistiré. Ese día, tu mamá dirá que saldrá de visita a casa de un hermano suyo. Es mentira, porque debe ir a la reunión en que te va a correr. Ese día habrá carrera. Si vas conmigo, podrás mirar escondido desde el monte.

Y así lo hicieron. Ese día la vieja salió diciendo que iba a visitar a un hermano suyo. Y se fue. Más tarde se fue el joven con su amigo, y se quedó en el monte donde éste se lo dijo, y desde allí observó lo que ocurrió. Por la noche llegaron todos los brujos, entre los que vio a su mamá. Cuando le correspondió correr le preguntaron qué iba a apostar y ella respondió que “una cabeza de diuca”. Esa diuca era su hijo, el único que tenía. Entonces corrieron y la vieja perdió. Ahí, lloró la vieja; pero, ya había perdido.

Entonces, los brujos mataron un cordero grande que tenían amarrado (que representaba al hijo) y le dieron carne (a la vieja) para que llevara de rokiñ. Después de ver todo eso, el joven regresó a su casa.

Su mamá regresó temprano por la mañana, cansada y con sueño. Dijo:

-         ¡Ay! Vengo cansada. Aquí traigo carne que mi hermano me dio. Me mató un cordero mi hermano. Y se lo pasó a la señora de su hijo. Ella se alegró; pero, su marido – el joven – le dijo sin que se diera cuenta su mamá:
-         Déjala por ahí. No la cocines.

Ella se extrañó. Es que su amigo le había dicho que no comiera de esa carne porque era del cordero que los brujos mataron y que lo representaba a él. Entonces, se iba a comer a sí mismo. Hecho eso, no había ninguna salvación.

La mamá se fue a dormir. Cuando se quedó dormida, el joven la mató con un hacha. Así murió la bruja y el joven se salvó. Después el joven avisó a sus familiares, a quienes contó todo. Ellos entendieron que se trataba de una bruja y consideraron que se había hecho justicia. Nadie puso denuncia por el caso.

Nota: Este relato proviene de Ragintuleufu y fue narrado por Isabel Melillan a Carmela Ñancupil, su suegra. Los hechos habrían ocurrido en ese lugar.

UNA BRUJA SORPRENDIDA
(Carmela Ñancupil; Saltapura, 03 de marzo de 1989)

Al mediodía, las brujas salen a buscar lo que necesitan para hacer sus brujerías. Un joven siguió a una mujer que se internó en el monte, a eso del mediodía. Cuando llegaron bien adentro del monte, la mujer sacó su reboso, lo extendió sobre el suelo, sacó un “pitito” de entre su ropa y lo tocó. El joven escondido, observaba.

Al poco rato, comenzaron a llegar todo tipo de insectos y sabandijas. Entonces, ella sacó su cortaplumas y de uno en uno los iba tomando y les sacaba algo. ¡Quizás qué sería!. En eso estaba cuando el joven salió de su escondite y le habló de sorpresa:

-         ¿Qué está haciendo, papay?
-         ¡Ay!,  dijo la mujer. ¡Ay, caw! No le cuente a nadie, caw. No le cuente a nadie. Remedio, caw; pa remedio que ando buscando.

Ya. Así quedó. Pasó el tiempo y como al año la mujer se murió. Dicen que cuando pillan a los brujos, estos se mueren. Seguramente se molestará el Diablo.

LA MUERTE DE CEWKE
(José Raguileo; Saltapura, 13 de junio de 1994)

Cewke fue weku (tío, hermano de la madre) de los Curiqueo: Pvxem y el finado Alberto. Cuentan que en una ocasión encontró un plato con un pollo asado y tapado con un mantel y que también había allí una botella de vino. Eso ocurrió en la junta del camino que sale de Saltapura con el que viene de Bolonto y sigue hacia Loma Larga, en el alto de Wiskao.

Dicen que Cewke se llevó el pollo a su casa, con todo. Se lo comió y también se tomó el vino. Tiempo después murió. Era un mal. Por eso, en este lugar nadie se come algo que encuentre botado.

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En abril de este año, más o menos, donde se junta el camino que sale de Saltapura con el público que viene de Teodoro Schmidth  y que va a Nueva Imperial, en el sector del paradero de la micro, varias personas vieron dos botellas malteras que contenían un líquido; entre ellas la Flor[2] que iba a endilgar a la Loreto[3] hacia la escuela. La señora Raquel, que vive a menos de 100 metros del lugar, cuenta que en ese lugar se encontró con Miguel Ñanculeo[4], quien probó el contenido de las botellas y le dijo que era chicha y que estaba buena. Se las llevó. Las botellas habían estado allí gran parte del día.

Nota: A la fecha (2011), Miguel Ñanculeo sigue vivo. Lo de las botellas de chicha no se trató de un mal; probablemente algún borracho las olvidó.

OTRO RELATO DE CEWKE
(José Raguileo; Saltapura, 14 de junio de 1994)

Cewke era brujo. Cuando murió un pariente – no recuerdo quién – hicieron la fosa en el mismo lugar en que había sido sepultado finao Tran (Tránsito Calfuqueo), papá de Arnoldo. Allí salió la calavera del finao anterior, de Tran.

El viejo Cewke se robó la calavera. Después del funeral pasó a hacer kojetu[5] donde mi tío Martín Raguileo. Dejó la calavera escondida en un chuponal[6]. Tal vez por borracho o por la oscuridad, no la halló después.

Al tiempo después, Herman – hijo de mi tío Martín – rozando, la encontró en ese lugar. Así se supo del robo de la calavera. La llevaron de nuevo al cementerio para sepultarla.

UN CASO DE CHONCHÓN
(José Raguileo; Saltapura, agosto de 1994)

Miriam[7] y José cuentan que estaban solos en la cocina de fogón, cuando pasó un chonchón y cantó. José le dijo “Venga mañana a tomar chicha. Todavía queda”. Al día siguiente, llegó el viejo Cheuquepal, quien nunca había visitado la casa. Llegó preguntando por chicha. Como era conocido lo hicieron desmontar y lo atendieron como acostumbran hacerlo en casa. El hombre se curó.

Dice la mamá que en esa oportunidad, después de estar muchas horas en casa y ya borracho, contó que era chonchón; pero, que no hacía daño. También contó que su mamá solía enviar piedras hacia la cordillera. El newen, dijo que lo tenían debajo de un morro de tierra que hay junto a una tranca a la salida de su casa.

OTRO RELATO DE CHONCHÓN
(José Raguileo; Saltapura, agosto de 1994)

Había un fulano que tenía empleado, inquilino. No le duraban. Todos se iban. Un día invitó a un compadre suyo para que le sirviera. A ese hombre le dijeron que tuviera cuidado con su compadre porque tenía algo y que por eso se le iban los empleados. Él aceptó, de todas maneras.

Una noche que sintió que el chonchón pasaba, le disparó. Cerca suyo escuchó que cayó algo. Al ir a mirar, encontró que se trataba de su compadre. El hombre se impresionó. Le avisó a su mujer porque esto ocurrió al lado de la casa. La mujer lo regañó. Entonces, tomó de la oreja a su compadre y lo fue a dejar junto a su casa. Mañana le voy a pedir disculpas, se dijo.

Al día siguiente lo fue a ver. Lo encontró todo moreteado en el rostro. Ahí se disculpó. En adelante, no volvió a dispararle a los chonchones porque con un disparo se caen del susto.



[1] Renv: Cueva en la que se reúnen los brujos y brujas. Allí realizan sus encuentros para todo tipo de asuntos. Allí también hacen vida social, hacen fiestas y corren a sus víctimas.
[2] Flor Raguileo, hermana del narrador.
[3] Loreto, sobrina del narrador (hija de Flor).
[4] Vive cerca del lugar mencionado.
[5] Kojetu: costumbre de ir a casa de los deudos – después de ocurrido el funeral – para seguir comiendo y/o bebiendo.
[6] Se refiere al chuponal que se encuentra en el callejón por donde salía el tío Martín.
[7] Miriam, hermana del narrador.

sábado, 3 de diciembre de 2011

RECORDANDO EL 5º MINGAKO KULTURAL

Se nos aproxima la fecha del 6º Mingako Kultural, el que habrá de celebrarse en febrero de 2012. El tema central será la obra de Anselmo Raguileo, su propuesta de escritura para el mapuzugun.

A preparar, entonces, lo que cada uno pueda realizar, según sus habilidades o competencias. Pensamos realizar un taller de introducción a la escritura con el Alfabeto Raguileo, como actividad central.

Al igual que en años anteriores, esperamos tener la visita de algunos peñi y/o lamgen que se dedique a alguna manifestación artística. Ojalá preparen algo especial, para conmemorar la obra de Anselmo Raguileo, de Saltapura y los 20 años desde su partida.

A continuación les  comparto algunas imágenes captadas en el último Mingako, las que fueron cedidas por algunos asistentes.


 Amaneciendo 1. Saltapura 12.02.11. Foto Mabel Raguileo


Amaneciendo 2. Saltapura 12.02.11. Foto Mabel Raguileo


Amaneciendo 3. Saltapura 12.02.11. Foto Mabel Raguileo


Acortando la mañana. saltapura 12.02.11. Foto Mabel Raguileo


Desayuno. Saltapura 12.02.11. Foto Mabel Raguileo


Almuerzo 2. Saltapura 12.02.11. Foto Mabel Raguileo


Almuerzo 3. Saltapura 12.02.11. Foto Mabel Raguileo


Almuerzo Mingako. Saltapura 12.02.11


La Zaranda en Mingako. Saltapura 12.02.11


Campamento en la quinta. Saltapura 12.02.11


Público mingako 1. Saltapura 12.02.11


Ignacio Kalfukura, Carola Nawelwal. Saltapura 12 .02.11. Foto Carina Raguileo. (La fecha es un error de configuración de la cámara. En los demás casos es lo mismo)


Alan Paillan. Saltapura 12.02.11. Foto Carina Raguileo


Integrantes Taller David Cayuqueo. Mingako 12.02.11 Foto Germán Correa


Marco y Juan, de La Zaranda. Saltapura 12.02.11. Foto Mabel Raguileo


El culpable de todo. Mingako 12.02.11. Foto Germán Correa


Público mingako 2. Saltapura 12.02.11. Foto Carina Raguileo


Público mingako. Saltapura 12.02.11


Mirando al sudeste. Saltapura 12.02.11


Carreta en mingako. Saltapura. 12 02.11


Cena 1. Saltapura 12.02.11. Foto Mabel Raguileo


Cena 2. Saltapura 12.02.11. Foto Mabel Raguileo


Canturreo junto a la fogata 1. Saltapura 12.02.11. Foto Carina Raguileo


Canturreo junto a la fogata. Saltapura 12.02.11. Foto Carina Raguileo


Carola y José. Saltapura 12.02.11. Foto Mabel Raguileo


Tía Marta y Raúl a la fogata. Saltapura 12.02.11. Foto Carina Raguileo


 Xuxukatufe. Saltapura 12.02.11. Foto Carina Raguileo

lunes, 5 de septiembre de 2011

SALTAPURA LOF

Este relato lo escribo para mis sobrinos y sobrinas, basándome en lo que me contaron algunos de nuestros mayores: sus abuelos y algunos tíos abuelos(1).

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Imagen: Bosque nativo. Saltapura, feb 2008. Fotografía: Erwin Quintupill

Como saben ustedes crecí en el lof Saltapura – legalmente se llama Martín Catrileo –. ¿Por qué se llama Saltapura, le pregunté en una ocasión a mi mamá(2). Fue por un malón, me respondió. Hubo una pelea grande con gente de más al norte, de Wigkul, cerca de Almagro(3). Fue por un problema con un ladrón. Uno que era de allá, de Wigkul, y que llegó por acá para emplearse de mozo o algo así. Entonces, a ese hombre joven lo mataron aquí, en Saltapura, porque era ladrón.

Mi mamá omitió algunos detalles, como es usual cuando cualquier persona narra una historia o relato, por olvido. Sin embargo, esta historia también se la escuché a mi papá(4), a mi tío Remigio Licanleo y a mi tío Pablo Quintupill Lienleo, en diferentes épocas. Alguna vez mi tía Dominga Quintupill Lienleo me comentó brevemente el hecho de los huesos amontonados, allá en el rincón sur de Saltapura. Esto habrá sido por el año 1996, creo. Ella lo que me dijo fue, más o menos, así: “¡Uy, debe dar miedo ir para allá, para ese rincón! Ahí tienen que estar los huesos de ese hombre todavía”. Pienso que ella estaba segura de que ello no podía ser, dada la enorme cantidad de años transcurridos en que acontecieron aquellos hechos; sin embargo, las imágenes del relato aún la impresionaban.

Mi tío Remigio Licanleo, me contó que su papá(5) era joven, un adolescente probablemente cuando ocurrieron los hechos, y que participó en ellos. Decía el tío Remigio – cuando lo visité en enero de 2008 – que ese hombre tenía la costumbre de robar y que le habían advertido respecto a que no siguiera con eso; pero que él no dejó de hacerlo. Robaba animales y molestaba con aquello. Entonces, esta gente, los viejos de esa época, consultaron con el logko de nuevo y como ya se había tomado una decisión acá y ese hombre no hacía caso, se fueron a otra instancia mayor. Ahí el tío Remigio me habló del aijarewe, esa junta de logko que funcionaba cuando los casos no podían ser resueltos en el ámbito local(6). Allí, se presentó la situación que preocupaba y habiendo hecho análisis de todo lo realizado a la fecha, sin resultados, decidieron que el hombre debía ser muerto. Idearon tenderle una trampa y así fue como se le acercó alguien para decirle de unos animales, como para darle un dato. El otro creyó en el engaño, y así fue como lo tomaron cometiendo el robo. Dicen que él pidió perdón; pero, no lo escucharon, porque eso ya había ocurrido antes y no había cambiado; además que ahora había una decisión mayor e inapelable. Mi papá contaba que lo pasaron por aquí(7) y que el hombre gritaba y lloraba pidiendo que lo perdonaran, porque se dio cuenta que la cosa era grave, dijo mi tío Remigio en esa ocasión. Lo llevaron al fondo, allá por donde tiene casa Tercero(8) y ahí lo colgaron. Tiraron un lazo hacia arriba y de una rama lo colgaron. El cuerpo lo dejaron ahí mismo, nadie lo bajó. Dicen que se fue descomponiendo hasta quedar los puros huesos. Ahí estaba el montón de hueso después, se contaba, bajo el árbol.

Mi mamá me dijo que los de Wigkul echaron de menos a su pariente, porque pasó el tiempo y no volvió donde ellos. Hicieron consultas, pero nada supieron; sin embargo, supusieron que algo le había ocurrido por acá, supusieron que lo habían muerto la gente de acá. Así que decidieron hacer malon.

¿Cómo se llamaría antes de llamarse Saltapura nuestro lof?, le pregunté – un día – a mi tía Zoila Huilipan(9). No sé, me respondió ella. Nadie me ha podido responder esta pregunta.


Imagen: Hojarasca. Saltapura, feb 2008. Fotografía Erwin Quintupill

“El malón era con el fin de buscar lo que tenían, hasta las mujeres. Eso pretendían con el malón, porque ellos pensaban que a ese ladrón lo habían matado los de acá”, me dijo mi papá, en octubre de 1994, dos meses antes de fallecer.

Todos los mayores contaban que los de acá sabían que se venía el malon y que por eso fueron a consultar acerca de cómo habría de ocurrir. Mi papá me dijo que consultaron un brujo, por allá cerca de Pukulon. Mi mamá decía lo mismo. Yo, supongo que se trató de un maci. Allá les pidieron un huérfano para sacrificarlo y de ese modo tuvieran newen para ganar la pelea. Me dijeron que había un adolescente que estaba como mozo por acá, un paraway – decía mi mamá –, o sea, uno abandonado, sin padres, de otro lugar, errante. A ese lo entregaron para que lo sacrificaran. “El brujo ese anunció que iba a pasar un venado con un aro de oro, era la señal de que ganarían la guerra”, decía mi papá; pero, mi mamá también agregaba que del venado saldría una respiración parecida a una niebla, para que los de Wigkul se confundieran y se perdieran en el terreno ajeno(10).

El cordón montañoso que está al oeste de Saltapura, en ese tiempo estaba poblado de árboles nativos. Era un bosque espeso, con grandes robles. En el xayen(11) o cerca de él, según mi papá, los hombres más jóvenes se subían a los robles para vigilar el norte, pretendiendo ver a los de Wigkul cuando se acercaran(12). Y así ocurrió.

Entonces, los esperaron y retrocedieron un poco al sur, hasta lo que ahora es Nohualhue (Nowalwe). Hasta allá fueron a dar, peleando. “Nowalwe quiere decir que no hallaban qué hacer los que estaban peleando, que estaban desesperados, como muriendo. Hasta allí llegó la pelea…”, me decía mi papá. En otra ocasión me había dicho que la lucha intensa había dejado sangre por todas partes, que quedó gente herida entre el bosque. Fue en ese lugar donde se apareció el venado con el aro de oro en su oreja y echando una niebla por su nariz. Así fue como los de Wigkul empezaron a perder y tuvieron que retroceder. Sin embargo, la pelea no paraba y cerca de donde vivimos, en lo que se llama Reyke (Reqge)(14) fue tomado preso Kvrvfan, el logko que venía a cargo de los de Wigkul, mientras intentaba retroceder hacia el norte.

“Pelearon ahí en la loma del roble diweñero(14), frente de donde vive la Rosario”(15), decía mi papá. “En el diweñero mataron al lonko Kvrvfan”.


Imagen: El diweñero. Reyke, junio 1994. Fotografía: Erwin Quintupill

"Cumtuymi am kay Kvrvfan em?
Reqgece gemean pirkefuymi
Fewla kayga paylalepatuymi
Welu topapalaymi
Xanalepatuymi".

"¿Qué te hiciste Kvrvfan?
Iré a buscar gente esclava decías
Ahora estás de espaldas aquí
Pero no fuiste capaz
Estás botado ahí".


“Así cantaban las viejas, y bailaban contentas cuando murió Kvrvfan. Eso fue ahí, junto al árbol diweñero de donde lo colgaron”.

La pelea, a pesar del apresamiento y muerte de Kvrvfan, continuó y fue total en lo que ahora se conoce como el lof Weycawe (Hueychahue), inmediatamente al norte del actual Saltapura; pero, terminó definitivamente en Wixamalal (Huitramalal). Wixamalal está en el límite norte del actual Weycawe, un poco más allá del sitio en que se construyó el gijatuwe en abril de 2010, justo donde el estero cruza con el camino público.


Imagen: Kelvmamvj (Arrayán). Saltapura, feb 2008. Fotografía: Erwin Quintupill

Por eso, el nombre de algunos de estos lugares. Nowalwe, porque allí la pelea fue intensa, desesperada; Reqge, porque allí apresaron y mataron a Kvrvfan; Weycawe, porque allí la guerra fue total; y, Wixamalal(16), porque allí se finalizó la pelea o malon. Y, Saltapura, ¿por qué?. Porque quedó puro, dicen; porque en este lugar no pelearon. La pelea pasó por el lado, aunque este también era territorio involucrado. Pero, Saltapura, entonces está en castellano, le dije una vez a mi mamá. Sí, me dijo ella; pero, no sé por qué.

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Y, ¿por qué – legalmente – se llama Martin Catrileo? Por que ese es el nombre que le dieron los agrimensores de la Comisión Radicadora al que en ese momento hacía de logko entre nuestros viejos.

Martin Catrileo, se llamaba Kaxvlew(17), y fue hijo del viejo Ñankulew(18) y hermano menor de los weycafe Rupaylew y Ligkolew. Se cuenta que él acompañó a su padre a la conversación que hubo con el ejército en que se decidió terminar con la guerra. Ese parlamento fue citado por el logko Juan de Dios Neculman, de Boroa, y acudieron los diferentes aijarewe que estaban bajo su jurisdicción. Se cuenta que el viejo Ñankulew no quería terminar la guerra, lo mismo que muchos otros logko. Recuerden que el viejo Ñankulew había perdido a su hijo Ligkolew y a otros parientes en esa guerra.

Fue Kaxvlew (Martín Catrileo), su hijo menor quien lo persuadió de firmar la paz. Asumo que Martín Catrileo gustaba de lo chileno o simpatizaba de ellos, porque habría argumentado que “no sólo cosa mala trae el chileno” y suponía que en poco tiempo más se habrían de mezclar con ellos en matrimonio, lo que en efecto ocurrió.

Abril de 2011.

Notas:
(1) En la “Historia del Pueblo Mapuche”, de José Bengoa (LOM Ediciones, 6ª edición corregida, 2000), aparece este relato en la versión de mi abuela Angela Lienleo (madre de mi mamá Carmela Ñancupil Lienleo). Pueden leerlo a partir de la página 117. Bengoa dice que nuestra “Mamita” – así le llamábamos – es de Huillío, que en ese entonces tendría más de 90 años y que no hablaba castellano.

Probablemente, se encontró con ella en casa de nuestros parientes Curihuentro que viven en Huilío (Comuna de Freire, IX Región), quienes también fueron entrevistados por Bengoa. De hecho hay una cita al pie de página que atribuye la traducción del relato al castellano a Mario Curihuentro (sobrino nieto de Mamita). Que yo sepa – el historiador – jamás ha estado en Saltapura.

En la transcripción que se publica allí, se habla de la muerte de un Coñoepan, cuando en realidad debe decir Kvrvfan. Todos nosotros, los que conocemos ese hecho, sabemos que quien venía al mando de los de Wigkul se llamaba así. Sin embargo, suele ocurrir que al hacer el trabajo de transcribir lo grabado al papel, surgen estos problemas. Los investigadores al no conocer el mapuzugun, involuntariamente – creo – incurren en este tipo de errores.

(2) Carmela Ñancupil Lienleo (1911-1995), mi mamá, hija de Angela Lienleo y de Ignacio Ñancupil, nieta de Lienlew (Juan Lienleo), bisnieta de Kaxvlew (Martín Catrileo) y tataranieta del viejo Ñankulew, todo esto por el lado de su madre.

(3) Villa Almagro, pequeño caserío ubicado en la ribera sur del río Imperial. Se ubica, más o menos a 4 km al sur de Nueva Imperial.

(4) Juan Bautista Raguileo Lincopil (1913-1995), hijo de Weycalew, nieto de Ragilew (José Raguileo), bisnieto de Kaxvlew (Martín Catrileo) y tataranieto del viejo Ñankulew.

(5) Benito Licanleo (fallecido en 1960), papá de Remigio, Maximiliano, Nolberto, Isabel y otros/as.

(6) Este hecho puntual nos habla de que entre nuestros antiguos existía un sistema de justicia, el que desapareció como producto de haber perdido contra el estado chileno, en la década del 80 del siglo XIX. Posteriormente, los problemas comenzaron a ser resueltos por la justicia chilena y nuestro sistema perdió significancia y validez.

(7) El día en que me dio a conocer el relato estaba en casa de su hija Benedicta a 50 m aproximadamente de la sede comunitaria en que se ha realizado el Mingako Kultural.

(8) Juan Tercero Morales, hermano de Juan y de Aburto. Los dos últimos están fallecidos.

(9) Zoila Huilipan, esposa de mi tío Pablo Quintupill Lienleo, llegó de un lof cercano a Cholchol a vivir a Saltapura, según la tradición en que la mujer se trasladaba al lof de su fvta (marido). Ella debió ser muy joven para entonces. A la fecha, sabe mucho de Saltapura, de medicina natural y otros asuntos.

(10) Es común escuchar este detalle de la niebla como medio para confundir al enemigo. Dicen que los guerreros antiguos podían producirla a voluntad. Se habla de los de Salamanca, un grupo de weicafe que iban a un lugar secreto, “en la cordillera”, decía mi mamá, para prepararse en asuntos de guerra. Era preparación militar. Adquirían poderes casi sobrehumanos. Rupaylew y Ligkolew, la hija mayor y el hijo mayor del viejo Ñankulew, respectivamente, fueron de aquellos. Todos los mayores cuentan que Rupaylew, siendo mujer podía enfrentarse a más de un hombre al mismo tiempo. Ella estuvo a cargo de un grupo de weicafe en los tiempos de guerra contra los chilenos y sobrevivió, no así Ligkolew, que habría muerto cerca de Toltén. Lo envenenaron, cuenta mi tío Pablo Quintupill Lienleo, porque fue herido y no podía morir. Lo tuvieron prisionero y lo mataron.

(11) El xayen es una cascada pequeña, de unos dos o tres metros de alto, ubicado al noroeste de donde vive la prima Juana Ñanculeo. En ese lugar hubo un gijatuwe. Mi mamá me contó que ella asistió a más de uno. Se trataba de un guijatuwe diferente a los que vemos ahora. No se trataba de algo parecido a una cancha. Había un camino que habían hecho rozando el monte, decía mi mamá, y por él se llegaba al xayenko, en donde se hacía gijatun. Allí había como platos en la tosca. En ellos se depositaba la sangre de los animales, el muzay y otras cosas. (Tosca le decimos a cierto tipo de roca posible de encontrar en varios lugares de Saltapura y alrededores).

Perdida la guerra contra el estado chileno, el xayenko quedó al interior de un área que no fue entregado a mapuches, sino a colonos. En la actualidad, la sucesión – al parecer – arrendó el terreno a una empresa forestal, porque ha sido plantado con pinos y eucaliptos. El xayenko tenía mucho poder, contaban. Cuando fue entregado a los colonos, estos se dedicaron a explotar los árboles. En las faenas murieron varias personas, se cuenta, y la gente antigua se lo atribuye al newen del xayenko.

(12) Esto de vigilar desde lo alto de los robles también ocurrió más antes, en el tiempo de la guerra de los españoles, según un relato de mi tía Guillermina Quintupill que vive en el barrio Puchacay, de Concepción. Ella me dijo que eso le contó su papá, mi abuelo Ignacio Quintupill.

(13) Ese lugar, Reqge, ahora es parte de lo que es el lof Millacoy. Le llaman Reqge porque allí fue tomado preso Kvrvfan.



(14) El diweñero, fue un roble de koyam (hualle) que estaba al oeste de la casa de la tía Rosario, a media falda de una colina, muy cerca del camino por donde pasa la micro Nueva Imperial-Teodoro Schmidth. Murió a principios de los 90, si no me equivoco. Ahora sólo queda un resto de su tronco.

(15) Rosario Raguileo Lincopil, hermana de mi papá Juan Bautista.

(16) Wixamalal, literalmente significa cerco parado o levantado.

(17) Kaxilew: Kaxilewfv, literalmente río cortado.

(18) Ñankulew fue el padre de Martín Catrileo, el que su vez fue padre de Ragilew. Éste fue el padre de Weycalew quien engendró – entre otros – a mi papá Juan Bautista, y a nuestros tíos Martín y Anselmo (el lingüista).

lunes, 6 de junio de 2011

ENCUENTRO CON TALLER DAVID CAYUQUEO Y "LA ZARANDA"


Imagen: Taller David Cayuqueo
Fotografía: Carina Raguileo


Nacieron como grupo hace aproximadamente 4 años con la intención de aprender a hablar mapuzugun. Todos hijos e hijas de mapuches inmigrantes en Santiago. Algunos/as de ellos tienen experiencia de vida en el campo; la mayoría, no. Eligieron la propuesta de Anselmo Raguileo y por ello salieron en busca de algún pariente suyo para que les hablara del hombre. Así fue como nos contactamos. Así fue como llegaron al 5º mingako cultural (febrero 2011) en Saltapura. Así fue como me lancé a buscar información acerca de mi tío.

El encuentro lo realizamos el sábado 28 de mayo, en Santiago, en el local de una organización de panificadores en que la mayoría son mapuche.

El propósito de la “investigación” encargada no es otro que traer a Anselmo Raguileo y su propuesta de escritura al presente. Se cumplirán 20 años de su fallecimiento y poco o nada se ve del apoyo que alguna vez se manifestó en cuanto a potenciar el “grafemario Raguileo. A ver si refrescando la memoria, recuperamos también el discurso de resistencia que Anselmo Raguileo levantó solo y que en la década del 80 contó con el apoyo de la ong CAPIDE.

A la fecha, he podido entrevistar a pocas personas, entre ellas a Ruby, su hija mayor, del segundo matrimonio. Invito, entonces, a quienes se relacionaron con él en cualquier ámbito (académico, familiar, político, cultural, amistad, etc.) a contactarse conmigo para poder finalizar este desafío en poco tiempo más. Para ello, escriban al mail erw10@hotmail.com.


Imagen: Ignacio, mi hermano viejujo y yo
Fotografía: Carina Raguileo


A esta actividad me acompañó mi hermano mayor, quien – al parecer – fue estimulado a hacerlo; sin embargo, mientras estábamos con el grupo le pregunté cómo se sentía, y lo mismo hice cuando terminamos. Y me dijo que estaba muy bien. Y lo hizo saber cuando le dijo a los integrantes del Taller que estaba muy a gusto, que estaba dispuesto a colaborar, que le era muy gratificante ver a tanta gente mapuche joven reunida, que no lo imaginó. También me acompañó mi sobrina Carina que está aprendiendo mapuzugun con su primo Martin.

Pronto, cuando el material esté debidamente ordenado entregaré parte o todo de esta primera aproximación a Anselmo Raguileo.

ENCUENTRO CON "LA ZARANDA"

Casualmente en la noche de ese mismo día el grupo La Zaranda, que nos visitara en el último mingako, mostraban su cantata "Araukania" en un pub ubicado en la comuna de Providencia. Me invitaron para que abriera.

Comenzamos con el interrogatorio de Marco que me consultó acerca de la motivación de mi poesía, asuntos de familia y de Saltapura. Posteriormente - a pedido del mismo - los poemas que forman parte del capítulo El Himno Nacional del libro LAS DISTANCIAS, dos poemas de AL OTRO LADO DEL MAR y un par de canciones tradicionales (vl) que aprendí de mis padres.

Después vinieron ellos y, por segunda vez, pude escuchar la cantata que es obra de Marco y Germán principalmente.


Imagen: Yo, Marco y Germán (de izq. a der.). Santiago, mayo 28, 2011.
Fotografía: Mabel Raguileo



Imagen: La Zaranda en actuación. Santiago, mayo 28, 2011.
Fotografía: Mabel Raguileo



Imagen: La Zaranda en actuación
Fotografía: Erwin Quintupill. Santiago, mayo 28, 2011.

viernes, 29 de abril de 2011

LIBROS

El año pasado, mi peñi Cristian Antillanca me entregó un libro de cuentos recopilados por él en su lof y traducido por Víctor Cifuentes al mapuzugun. En esa ocasión vino para presentarlo en el 4º mingako kultural. Yo demoré una barbaridad en hacerlo, hasta que hace poco me quedé en casa hasta el lunes, para regresar a la pega en el bus del mediodía.

Fue el 28 de marzo pasado. Me fui al colegio, de sorpresa, a conocer a los estudiantes de la Escuela de Saltapura y a entregar el libro de mi peñi Cristian; pero, aproveché de llevar "KÜTRAL" el libro de poemas e imágenes que el peñi Alan Paillan presentó en el 5º mingako kultural. Él me envió dos ejemplares; por eso peñi Alan, sin que usted me lo pidiera se lo llevé a los niños. Fui recibido por el profesor José Santibañez.

Ellos (los niños y niñas) se mostraron sorprendidos porque no me conocían. (Uno va a menudo a Saltapura; pero, durante los fines de semana, preferentemente). Mayor sorpresa fue que les llevara dos libros. Y les hablé de los autores, de dónde eran y qué les motivaba a escribir. Luego les pregunté acerca de lo que les gustaría ser cuando grandes, y les conté que entre nuestros familiares ha habido varios/as que han llegado a terminar estudios universitarios, partiendo por Anselmo Raguileo.

Finalmente, me pidieron que les contara un cuento, y me lancé con el de LA ZORRA Y EL PUZU. Después les conté otro.

Me iba yendo, cuando me acuerdo de pedirles una fotografía. No se hicieron esperar. Se acomodaron frente al pizarrón. Dos de ellos tomaron los libros y ¡clic!¨


El profesor José y los estudiantes de Saltapura.
Fotografía: Erwin Quintupill


Dos semanas después, me encontré con la prima Juana Ñanculeo, en el bus, y me habló de lo que le llegaron contando sus nietos, después de mi visita al colegio. Hablaron de los cuentos que les compartí. Juana me dijo que quería perfeccionar su mapuzugun y que quería algún libro que le ayudara.

OTRAS IMÁGENES DEL MALALTUN DE MI HERMANA FLOR

A propósito de Malaltun, mi tío Pablo cuenta que Rupayleo, Una tía tatarabuela mía conoció a su marido en uno de ellos, que se realizó en un lugar cercano de Villa Almagro. Allí dicen que el viejo Ñanculeo - que asistía a ese malatun junto a Rupayleo, su hija - se encontró con un primo, al que no veía hacía muchísimos años.

Al reencontrarse, los viejos manifestaron su alegría y presentaron a sus hijos. Ñanculeo a su hija Rupayleo, y Mellico a su hijo del que no recuerdo su nombre en este momento. Pero, hubo más, los viejos decidieron arreglar el matrimonio, pues querían permanecer cerca de ese momento en adelante.

Acá, en Saltapura y a febrero de 2011, no hubo nada de eso. Fue un asunto menos complicado y la pega no alcanzó a terminarse; faltaron kona.


Jorge Pacheco Raguileo guitarreando, mientras sus primas Loreto y Andrea pelan papas. Fotografía de Mabel Raguileo. (No, el chiquillo no es un machista de tomo y lomo; de hecho estuvo trabajando en lo de levantar el malal y siempre le veo atendiendo a sus hijas)


Aquí estamos almorzando una rica cazuela. Éramos casi pura familia y unos pocos amigos. Entre los últimos mi peñi Víctor Cifuentes, al fondo. Fotografía de Carina Raguileo. (La fecha nada que ver. Mi sobrinita no regula la cámara. Uf!!)


Otra del almuerzo. Fotografía de Carina Raguileo.


Este es Fernando Raguileo, el de la poesía y los dibujos mejores imposible. La motosierra resulta ser un excelente invento para estos asuntos de rozar vegetales. Fotografía de Carina Raguileo.


Este es Jorge Pacheco Raguileo. Durante una noche posterior a la de este día, él y sus primas estuvieron recordando los veranos de la infancia en Saltapura. Fue tremendo compartir la pega. Él y yo somos profesores. Gracias Jorge por que te pareces a los tuyos y no te vemos contaminado de ciudad, aunque allí naciste y allí creciste y allí has estado en toda tu vida. Fotografía de Carina Raguileo.


Raúl Raguileo, dice nuestra hermana Flor que en tus años de joven y mientras viviste en Saltapura fuiste muy bueno para el trabajo. Aquí recordando algo de ese tiempo, aunque sin la presencia de nuestro papá. Fotografía de Carina Raguileo.


Ricardo, la pareja de mi sobrina Mabel y cuasi hijo de su suegro y hermano mío. Se camufla bastante bien con la familia. Foto de Carina Raguileo.


Dos de los mayores: Teodora y José no se aguantaron al final de esa jornada y se lanzaron una ranchera de las mejores. Foto de Carina Raguileo.



Mi peñi Víctor Cifuentes (poeta, músico, traductor y muchas cosas más), dándole al podón. Foto de Carina Raguileo.


Un viejujo lindo, mi hermano Olegario que ya no tiene la misma energía física de la juventud; pero que es buena yunta para mí. Foto de Carina Raguileo.


Pucha, ni frío ni calor, sólo el disfrute de trabajar en algo agradable y por un momento estar lejos, muy lejos de la ciudad, y cerca, muy cerca de los míos. Foto de Carina Raguileo.


Nicolás, Jorge y Ricardo. Foto de Mabel Raguileo.

Espero que los ánimos no hayan descendido y que sigamos con más ganas de volver a reunirnos en el próximo verano.